miércoles, 23 de abril de 2008

Sus manos...

Sus manos, sus manos: raíces. Han hundido una mano en la tierra y extienden la otra abierta al cielo. Su cuerpo lo enroscaron, ahora es tronco. La hojarasca crujía bajo mis pies. Traté de recordar que mujer me había dicho que amaba el otoño con los verdes apagados y la sucesión cromática de marrones. Llegaba a casa. Había sorteado la lluvia pero aprovecharon un charco para empaparme de arriba abajo. Bajé los brazos en señal de impotencia mientras veía apretujadas en la ventana trasera del vehículo unas sonrisas que de mí se alejaban.

Caliban_Sh

No hay comentarios: